domingo, 21 de marzo de 2010

Hacerse escritor

Lo que sucede es que en la Literatura es muy difícil encontrar forma, contenido y composición propios que conformen nuestro logro literario, esa diferenciación necesaria. Esto me sucede a mí y a muchos. Si volviera atrás en mi vida me quedaría con los clásicos, de los que partí, y ojearía de pasada lo que ahora se va escribiendo. Los "fragmentarios" -yo suelo leerlos- rompen poco. Y si lo hacen, no con la intensidad que logró, por ejemplo, el Arcipreste con su Libro de buen amor, Rojas Zorrilla o San Juan de la Cruz. Las modas actuales son necesarias porque asientas y engrandecen los modos. Pero ellas por sí no crean ni cambian la Literatura como piensan algunos. Lo importante es lograr a través de nuestras lecturas y relecturas el quehacer y labor personales. Es decir: si yo quiero ser escritor he de alimentarme con pienso selecto, no con el que suele aparecer en los escaparates. A esta conclusión he llegado con los años y sé que he perdido demasiado tiempo y que la aspiración de crear una novela que me satisfaga es una tarea baldía porque me he preocupado, como la mayor parte, supongo, del éxito de determinadas obras, de las críticas favorables y de otras cuestiones, que si son convenientes no me demuestra que sean eficaces para el logro de una buena Literatura. El flujo contemporáneo arrastra y me provoca un desajuste mental agobiante y uniformiza mi quehacer.

1 comentario:

  1. Amigo Francisco, sólidas verdades las que desgranas en tu reflexión, pero yo, que creo conocer tu trayectoria, no comparto del todo eso de que no hayas encontrado tu modo. Por lo que conozco de ti como escritor, puedo afirmar que no eres de los que se dejan arrastrar por el "flujo contemporáneo", como tú lo denominas. Has sido fiel a la palabra, y con ella has tejido historias de gran riqueza y fuerza; quienes las hemos disfrutado damos fe de ello.

    Consolación González Rico

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