domingo, 4 de julio de 2010

El viejo y la tierra en la revista Escritor de Oficio

Jaime Gonzalo Cordero, creador de la nueva revista literaria Escritor de Oficio, escribe un comentario de mi novela El viejo y la tierra y me hace una entrevista sobre dicha novela. Agradezco su capacidad de filólogo y crítico literario y la atención que ha tenido conmigo al considerar El viejo y la tierra libro del mes.

Os recomiendo que leáis todo el primer número de Escritor de Oficio por su gran interés literario y calidad.

Enlaces:
http://www.escritordeoficio.com
http://www.calameo.com/read/000308462173b6be714d3

jueves, 22 de abril de 2010

El viejo y la tierra

Cuando escribí este libro, dejé que el narrador, es decir, el viejo, destapase su alma y dejase la impronta de sus recuerdo, alegrías y penas y, a la postre, traiciones, que son el quehacer humano de una larga vida. Y también la soledad y la incomprensión. Es un monólogo con su mujer, ligero y hondo, con la expresión y el lenguaje que le confiere su experiencia.

Si por una parte quise traer a luz el problema de la soledad y el desamparo así como las añoranzas, no es menos cierto que, a través del viejo pegado a su tierra, aparece la necesidad de no olvidar sus palabras vivas, fuertes unas, tiernas las demás. Y sobre todo su pensamiento, la gavilla que a lo largo de los años toda persona lleva consigo.

Para mí era importante que nada de lo que aquí se relata fuese falso, y a través del protagonista hallé la coherencia y continuidad precisas para que la historia se desarrollase.

Me alegra haber recibido tantos elogios en esta segunda edición del libro, que acaba de salir a la luz. Elogios que han llegado por distintos caminos: de palabra y por escrito. Pero quede bien claro que no soy yo quien debe recibirlos sino la hechura de un hombre y su lenguaje ajustado que me demuestra sin ambages de qué modo la vejez, el último peldaño que hay que subir, tiene a veces más contenido que las menguadas victorias de juventud o madurez de las que a veces uno, sin reparo, se vanagloria. La vejez es tan señera, soñadora y eficaz como la de este hombre con su mirada prendida en un aparente lugar no demasiado lejano.

Como en todo escritor, poco es mío. Escribir exige aprendizaje. Aprendí de las gentes sus empeños y añoranzas así como la profundidad de sus raíces. Y también el lenguaje. Cuando me dicen que nuestros abuelos hablaban mal, yo me rebelo. Es mentira. Hablaban muy bien. Conocían el nombre de los objetos y manejaban con frases vivas los sentimientos. Es probable que hayamos oído de ellos vulgarismos tales como dijo por dijeron , vinon por vinieron, anantes o endenantes por antes. Si esto sucede es por la precaria preparación escolar que recibieron. Pero eran ricos de expresión, agudos e irónicos. Tal si esto lo hubiesen heredado. Una alhaja dicha herencia que se ha perdido con las escasas dos mil palabras que a veces utilizamos para comunicarnos.

Hay mucho de nuevo en lo que los viejos nos dicen. Hay en ellos una filosofía sin lenguaje filosófico de la que yo, al oírlos hablar, me maravillo. Viejos como Remigio, de mi novela, no son una casualidad: son personas que lucharon por su identidad. ¿Qué más se les puede pedir? ¿Que se dejen arrancar las raíces por cuatro desaprensivos o simples y abandonen los anhelos de su existencia como si fueran peleles?

Recibiré con mucho agrado sus correos. Escribo para ser leído, y los puntos de vista de cada lector conforman mucho los modos de un libro, que no es más que el principio de una comunicación. Y las críticas son necesarias. Pues en cualquier labor hay luces y sombras.

Gracias a todos.

http://www.editorial-ledoria.com/index.php?id=106
email: franciscomarcosh@gmail.com

sábado, 10 de abril de 2010

El Poder y el Individuo

Se me rebela el pensamiento cuando tomo en cuenta el concepto de Democracia. Y es así que Remigio, el personaje de mi novela "El viejo y la tierra", alimenta mis desdichas cuando argumenta: "¿Que sé algo del país? No. Están muy ufanos porque resuena la democracia en las voces de los pregoneros de la patria y de los que no lo son. Y digo que si todos andamos en asunto tan señor, a mi sólo me piden el voto, que es un antruejo, pues tengo el color de la media verdad colgándome de la imaginación y no entiendo que seamos iguales. En las últimas elecciones votó hasta Natalio el Vacío, que es muy hueco, pero que muy hueco de cabeza; y su voto valió como el mío, pongamos por caso; o el mío como el de un instruido. Esta democracia es una cosita puesta porque aparentemos de lo que parece ser que es, pero que se queda en apariencia, en el aliño de una palabra que engalanan de manera fina, que hinchan a voces, que nos cuelan por los oídos y los ojos y que emociona, hasta que se la percibe hinchada, sin asiento fijo ni cara frescachona".
"La realidad -dice Agustín García Calvo-es una construcción abstracta, en la que las cosas son reducidas por la fuerza a ideas. De modo que se mata en las cosas lo que pueda haber de impredecible e infinito y resulta posible someterlas a planes, esquemas y manejos. El Poder es quien rige tal tejemaneje sin esmeros ni delicadezas. Por eso la gente, un caso más de cosa, queda organizada en Individuos sometidos a una doble exigencia contradictoria: cada uno tiene que ser individual y sin embargo todos han de ser sumables en una Masa numérica".
Es evidente que el Poder crece a través del Individuo hecho Masa numérica. Crece el Poder, pienso, y un concepto manipulado de Democracia, por lo que parece que Poder y Democracia son dos platos servidos a la misma mesa para que el Pueblo deguste.
Pero el Poder, que se con-forma con el Pueblo, no se conforma con él, sino con el Estado y el Capital. Si el Individuo tiene poco peso y la Masa numérica es el rebaño del Poder, ¿cómo se aviva la pobre, menuda, hambrienta y falsa Democracia? ¿Con el Parlamento? Nace del mismo juego del Poder. En el Parlamento los grupos políticos, los intereses de los partidos, las ideologías, toman decisiones no siempre acordes con la Realidad deseada por el Pueblo. Y el individuo, en su casa, pegado al sillón, ojea y hojea los periódicos, ve la televisión, oye la radio. Y con su configuración reaccionaria, por haber sido creado así, piensa. Guarda en su cascarón -¿donde si no?- sus ideas. Pero carece de fuerza para oponerse. Sólo cuatro tertulianos comentan, discuten, saltan de mata en mata como cervatillos que se divierten y, tantas veces sin preparación, pontifican.
Me duele que el Poder se alimente de la falsa Democracia y que la Masa numérica que decía Agustín Garcia Calvo retroceda al Individuo indefenso y que el Pueblo sea manejado. Qué tremendo desengaño: el Poder transforma todo en planes, esquemas y manejos.

domingo, 21 de marzo de 2010

Hacerse escritor

Lo que sucede es que en la Literatura es muy difícil encontrar forma, contenido y composición propios que conformen nuestro logro literario, esa diferenciación necesaria. Esto me sucede a mí y a muchos. Si volviera atrás en mi vida me quedaría con los clásicos, de los que partí, y ojearía de pasada lo que ahora se va escribiendo. Los "fragmentarios" -yo suelo leerlos- rompen poco. Y si lo hacen, no con la intensidad que logró, por ejemplo, el Arcipreste con su Libro de buen amor, Rojas Zorrilla o San Juan de la Cruz. Las modas actuales son necesarias porque asientas y engrandecen los modos. Pero ellas por sí no crean ni cambian la Literatura como piensan algunos. Lo importante es lograr a través de nuestras lecturas y relecturas el quehacer y labor personales. Es decir: si yo quiero ser escritor he de alimentarme con pienso selecto, no con el que suele aparecer en los escaparates. A esta conclusión he llegado con los años y sé que he perdido demasiado tiempo y que la aspiración de crear una novela que me satisfaga es una tarea baldía porque me he preocupado, como la mayor parte, supongo, del éxito de determinadas obras, de las críticas favorables y de otras cuestiones, que si son convenientes no me demuestra que sean eficaces para el logro de una buena Literatura. El flujo contemporáneo arrastra y me provoca un desajuste mental agobiante y uniformiza mi quehacer.

jueves, 4 de febrero de 2010

Días de Perogrullo

1- La crisis económica, de la que hace poco tiempo el presidente del gobierno desconocía su existencia, nos machaca. ¿Por qué mintió el presidente? ¿Se quiere marchar el presidente? ¿En verdad desea el PP elecciones anticipadas? Todo es palabrería vana. Y de necios oír lo que unos y otros argumentan. A ver quién es el guapo que en estas condiciones se atreve a gobernar el país. Si antes, entre todos, fueron incapaces de prever los males que nos acechaban, ¿cómo vamos a creer que la solución de nuestros males esté en los llamados elegidos? Deberíamos respetar a quienes nos representan, esto es cierto, y si no lo hacemos es un mal de mucho peso. Pero deberían ellos no mentir, buscar la unidad, dejarse de puñetazos palabreros que a nada nos lleva.

2- Hace tiempo ya se afirmaba que en España faltaban veinticinco mil ingenieros superiores de informática y telecomunicaciones. Y que un país en el que faltan técnicos de alto grado, destroza el desarrollo o no lo deja avanzar. Nadie puso remedio. Ingenieros informáticos vienen de India. Son buenos, pero no son los nuestros.

3- La mediana y, por supuesto, la gran empresa son las encargadas, entre otros, de producir trabajo. Si la pequeña empresa se va al cuerno, no sólo el propietario, también un grupo de familias entran en el paro. Y los palabreros del poder siguen tejiendo la madeja de sus propios enredos, críticas vacías. Cada mañana, lo mismo. Unos dicen que otros hacen mal las cosas; otros, que unos no saben lo que dicen. Esto, que yo sepa, no es diálogo de oposición ni de gobierno. Son memeces mientras la gente sufre.

4- Los beneficios de un banco puntero ha sido en el año 2009 superior a ocho mil millones de euros, cantidad superior a la del año anterior. ¿Por qué unos engordan y otros adelgazan. ¿Por qué al pueblo le van a dan fútbol los lunes? ¿Para que no se entretenga con sus precariedades?

5- Todo esto que escribo lo sabe Perogrullo? Quién creéis que me lo ha dicho? Estábamos los dos, un día, juntos, de espantajos en la vida. Yo no hablaba. El me dijo:
-Espera un poco, que te suelto cuatro perogrulladas.
Poco después lo llevé a facebook y se extrañó muchísimo de que la gente saltase de rama en rama como los monos. Sin orden ni concierto. Perogrullo soltó una lágrima. Yo le dije:
-Somos muchos y muy divergentes.
-Y Perogrullo me respondió:
-A pesar de todo saltáis de rama en rama como los monos.
Seguí haciendo el espantajo a su lado. ¿Qué otra cosa si no era tiempo de votaciones? Ya sé que me vais a hablar de mi compromiso social. En este sentido, cumplo. Sé que somos una colmena. Pero en este erial hay demasiadas ramas. No lo entiendo y me confundo.

viernes, 29 de enero de 2010

Publicar libros

Muchos escritores guardan a diario sus escritos en un cajón. Previamente los han paseado por editoriales y concursos. Como lo escrito precisa reposo y los escritores también, tornan a dejarlos reposar en el cajón. Los corrigen al cabo de unos meses e intentan lanzarlos de nuevo.

He leído obras de calidad que no salen a la luz, y otras publicadas que poseen escasos méritos. Así que me pregunto: ¿Quién maneja el hilo de estos desajustes? Pienso en la editoriales, en los jurados de los premios literarios, en los deseos del público y en no sé qué más cosas. Y llego a la conclusión de que, en este momento, muchos de nuestros clásicos no hubiesen sido editados.

Esto último suelo comentarlo con los amigos. Y parece que fortalece un poco el ánimo, porque así se considera que nos maneja un rebaño de ineptos. Claro, claro, ya lo sé: ha sucedido siempre o casi siempre. Pero despreciar la calidad literaria como ahora, no. Considero que una editorial es un negocio, y me parece que es una postura endeble: una editorial es un negocio en el que deben ser publicados libros que merezcan la pena, aunque sus autores sean desconocidos o aún cuando los beneficios que produzca dicha obra resulten más escasos que con otros que leen los mal llamados malos lectores. Y digo mal llamados porque ser buen o mal lector no depende de uno mismo; depende de la formación que se ha recibido. Pero esto dejémoslo para dentro de un momento. Considero también que los jurados se esmeran poco en leer con detenimiento las obras que a ellos llegan, o sólo tienen -que éste es un terrible drama- la capacidad de leer las obras que encajan con sus gustos. Así que, cuando quiero culpar al lector me parece que no debo hacerlo; cometería el delito de estar tratando injustamente al inocente. Y aquí vuelvo a lo de antes. El lector ha sido preparado para leer mediocridades, es decir, la casi siempre bazofia que ponen delante de sus ojos. Del mismo modo que el perro hambriento y las gallinas comen porquería cuando tienen hambre, así el lector se alimenta. Y digo esto a sabiendas de que el hambre de lectura es escasa porque otros medios distraen la mente de quien debería leer para sacar jugo y contenido a las propuestas de la ficción literaria. Me da por acusar al gobierno, al ministerio encargado de la cultura del pueblo, que es incapaz de llevar a los planes de estudio una digna enseñanza de la lengua y de la literatura en sus desbarajustados planes de estudios escolares y de enseñanza media. Para el gobierno no es importante la literatura. Parece que tampoco le importa que los hijos o esclavos que le voten hagan uso de cuatro guturalismos y que carezcan de un vocabulario inferior a dos mil palabras; que en Facebook los diálogos sufran la afrenta y pobreza de los jijiji, jujuju, ihihih y otras lindezas que acaban de ser las que definen el contenido de muchísimos mensajes. Estamos manejados. Somos instrumentos de cara a la inepcia que el poder espeta en nuestras mentes.

"Somos lo que somos porque tú eres lo que eres", que dice el triste anuncio, y que el otro día trajo a cuento con buen acierto Benet M. Marcos Casanovas.

Esto que he escrito de sopetón, para apagar un poco los dolores que me afligen al vernos tan dóciles y poco rebeldes, no debería ser sino el principio de una lucha por la calidad de la palabra, de la idea y del pensamiento.